Esperanza Morales.
Veracruz, Ver.- Desde su nacimiento como órgano desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en 1997, el SAT tiene la responsabilidad de recaudar los ingresos públicos.
Gracias a las contribuciones de los mexicanos se cuenta con recursos para brindar servicios de salud, educación y seguridad pública, entre otros. Para cumplir con esta función, uno de los ejes principales del desempeño del SAT ha sido el uso de herramientas tecnológicas para simplificar el cumplimiento.
Se han desarrollado herramientas para que los contribuyentes presenten de una manera más fácil y rápida sus declaraciones de impuestos; hace 20 años los contribuyentes tenían que acudir a una oficina para entregar la Declaración Anual; hoy un asalariado solo necesita ingresar a la aplicación por internet, validar la declaración propuesta, aceptarla y enviarla, y cuando obtiene un saldo a favor lo recibe en un plazo máximo de cinco días.
Entre los principales logros de los años recientes está el incremento constante de la recaudación federal, que pasó de 300,000 millones anuales en 1997 a 2.7 billones, meta para 2017, lo que conlleva a tener finanzas públicas sanas y más estables. Esto ha significado un incremento en la rentabilidad de la recaudación, pues hoy solo se invierten 53 centavos para cobrar 100 pesos y antes se invertía más de un peso.
Hoy cada vez son más quienes pagan impuestos: en dos décadas, el SAT ha ampliado el padrón de contribuyentes de 5.9 a 60.4 millones, gracias a la simplificación de procesos que permite la inscripción de manera inmediata por internet, al uso adecuado de la información proporcionada por terceros y al trabajo coordinado con las entidades federativas para dar de alta en el padrón de contribuyentes a quienes desarrollan actividades económicas en la informalidad.
La factura electrónica es el factor de simplificación y control más significativo en la administración tributaria. Contar con la información de las facturas permite a la autoridad realizar cruces de información para simplificar el cumplimiento de las obligaciones y descubrir, con oportunidad y eficiencia, conductas tendientes a la evasión fiscal. Desde 2005 al día de hoy se han emitido 29,000 millones de facturas y, en lo que va de 2017, en promedio se realizan 200 facturas cada segundo.
Los aspectos mencionados ayudaron a que, en la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental realizada por INEGI, en 2015, 97.8% de los encuestados haya dicho que logró cumplir con lo requerido al momento de realizar algún trámite fiscal; y que casi 9 de cada 10 manifestarán un nivel de satisfacción alto con el trato recibido en cualquier trámite fiscal.
Por otra parte, el dinamismo en el comercio exterior obliga a ser más ágiles en la gestión de las aduanas del país, actualmente, se ha logrado liberar proyectos que facilitan la entrada y salida de mercancías del país, con controles más eficientes como la eliminación de semáforos fiscales y los pagos en efectivo en las aduanas, lo que otorga mayor transparencia en los procesos aduanales.
En el combate a la evasión, de acuerdo con los resultados del estudio elaborado por la Universidad de las Américas Puebla, en 2015 se alcanzó la tasa de evasión más baja en el ISR y el IVA, al menos de los últimos 15 años, con una clara tendencia decreciente. Además, el SAT ha firmado acuerdos con otros países para evitar la doble tributación y mantener intercambio de información, a fin de combatir prácticas de evasión en el ámbito internacional.
Para lograr estos resultados, además del uso eficiente de la información con el apoyo de la tecnología, ha sido necesario que los 35,827 trabajadores rompan paradigmas, mantengan la presencia fiscal en todo el país y transformen al SAT en una en una institución de puertas abiertas, que lo mismo dialoga con otras instituciones del gobierno federal, con las cámaras, colegios y asociaciones o directamente con los contribuyentes.
Hoy, a 20 años de haber surgido, los trabajadores del SAT lo celebran trabajando con la firme convicción de continuar teniendo como aliados indispensables a la tecnología y la innovación, para ofrecer mejores herramientas que faciliten a los contribuyentes el cumplimiento de sus obligaciones, establecer una comunicación eficiente y descubrir con mayor oportunidad las conductas evasoras.