Susana Cruz.
Barcelona, España.- Seis marineros del barco C-Star, que fue atracado durante cerca de cuatro meses en el Port de Barcelona en situación de abandono por parte de su armador, finalmente han vuelto a casa una vez se ha realizado la venta de la nave y han cobrado sus salarios.
Durante los más de 100 días que pasaron en Barcelona, la tripulación del C-Star, originaria de Sri Lanka, fue atendida por el Comité de Bienestar del Port de Barcelona con una acción conjunta en la cual han intervenido la Capitanía Marítima de Barcelona; la Federación Internacional de Trabajadores del Transport-ITF; el Port de Barcelona y el Centro Stella Maris de l’Apostolat del Mar de Barcelona, que ha coordinado toda la operativa.
El abandono de barcos con su tripulación a bordo es un problema que tienen que atender puertos de todo el mundo. En el caso del C-Star, además, la situación estaba agravada porque tenía prohibida la entrada en los puertos europeos por las circunstancias en que había sido fletado: la organización Defend Europe, contraria a la acogida de refugiados en Europa, lo puso en servicio con el objetivo de entorpecer el rescate de inmigrantes en el Mediterráneo.
Una vez los miembros de esta organización desembarcaron en Malta a finales del pasado mes de agosto, el barco y su tripulación quedaron abandonados y sin recursos.
Razones humanitarias y de seguridad
Cuando el barco fondeó en Barcelona, la Capitanía Marítima autorizó la entrada a puerto por razones humanitarias y de seguridad del tráfico marítimo, ya que el barco estaba agotando a sus reservas de combustible y de provisiones.
Una vez en puerto, el armador del C-Star manifestó su intención de vender el barco pero en ningún momento envió dinero por su mantenimiento ni para la supervivencia de la tripulación.
En un primer momento, la Cruz Roja del Mar y Cáritas suministraron alimentos a los marineros, pero fueron sustituidos acto seguido por el Comité de Bienestar del Port de Barcelona. Durante los cuatro meses que la nave ha estado en Barcelona, Stella Maris se ha convertido en el interlocutor con los marineros, les ha suministrado alimentos y otros productos básicos, les ha visitado diariamente y se ha ocupado de su traslado a la ciudad, apoyándoles en aspectos como la comunicación con las familias.
Por su parte, el Port de Barcelona se ha encargado de suministrar agua y combustible en el barco y también la Corporación de Prácticos de Barcelona y la Capitanía Marítima de Barcelona también han sido atentos para atender cualquier necesidad que tuviera la tripulación.
Hay que destacar la tarea realizada por Ricard Rodríguez-Martos, delegado de Stella Maris y secretario del Comité de Bienestar del Port de Barcelona, que se ha convertido en el interlocutor con la tripulación durante su estancia en puerto. Asimismo, ha sido muy importante la tarea hecha por Joan Mas, inspector de ITF en Barcelona; y para Rafael de Muller, abogado de ITF y que desarrolla tareas de voluntariado en Stella Maris, que han asumido la representación legal de los marineros de cara a una posible negociación con el armador o una demanda de embargo de la nave para facilitar el cobro de sus salarios.