Pedro Cruz.
Veracruz, Ver.- En medio de un aumento preocupante de los casos de armadores que abandonan sus buques y tripulaciones, los sindicatos han ayudado a recuperar más de 1.7 millones de dólares en salarios atrasados. Desde junio de este año, la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) y sus sindicatos nacionales afiliados han prestado asistencia a más de 135 marinos en 12 buques en el Mundo Árabe para que pudieran regresar a sus hogares en distintas partes del mundo.
Si bien el impresionante monto recuperado para los trabajadores muestra la eficacia de la labor llevada a cabo por la ITF en nombre de la gente de mar, preocupa que se haya interrumpido en primer lugar el pago de salarios. “Los casos de abandono y salarios impagos van decididamente en aumento en todo el mundo —y en particular en esta región—. También se ha registrado un mayor número de empleadores que retienen los salarios atrasados adeudados a la gente de mar, y la gente de mar está sufriendo las consecuencias”, señaló un inspector de ITF en la zona.
“Un factor importante es el cambio de tripulaciones. Las restricciones fronterizas impuestas por los Gobiernos a causa del COVID-19 y el costo de los vuelos internacionales están llevando a un número cada vez mayor de empleadores a reducir las pérdidas y abandonar sus obligaciones para con la gente de mar, a menudo declarándose en quiebra y dejando a bordo de los buques a marinos a los que deben miles de dólares”.
“Prometen a la tripulación el pago de los salarios pendientes, así como una repatriación rápida en caso de que hayan finalizado los contratos de la tripulación. Prometen una y otra vez. Y, un buen día, el armador o su agente dejan de responder a los mensajes de la tripulación. Los empleadores a menudo desaparecen sin dejar rastro. Se desvanecen”.
Pero no todos los casos de salarios impagos terminan en abandono, lo cual hace que sea difícil para la gente de mar saber cuándo está siendo honesto el empleador sobre los motivos por los que no se han pagado los salarios.
La gente de mar tiene miedo de “agitar las aguas”
A muchos marinos les preocupan las consecuencias que podría tener discutir con su empleador por cuestiones como el salario, incluso cuando sospechan o saben que los están engañando. Hay dos motivos por los cuales los marinos se sienten intimidados.
En primer lugar, se cree que la utilización de listas negras —o la prohibición de ofrecer a la gente de mar oportunidades de empleo en el futuro por parte de los propietarios de buques y sus agentes encargados de la contratación— sigue siendo una práctica generalizada en la industria.
El segundo motivo por el que los marinos son reacios a expresar su opinión es que los propietarios de los buques representan su billete de regreso a casa. En virtud de lo estipulado en el Convenio sobre el Trabajo Marítimo, el empleador debe pagar los gastos de desplazamiento de los marinos desde y hasta los buques. A los marinos les preocupa que un propietario airado pueda aplazar o denegarles la repatriación en represalia por las quejas sobre el impago de salarios.
Para colmo de males, en este momento hay unos 400 000 marinos atrapados trabajando a bordo de buques de carga, sin poder regresar a casa. A menudo, las escasas posibilidades que tienen de superar las restricciones gubernamentales relacionadas con el COVID‑19 dependen de la voluntad de sus empleadores de hacer frente a los trámites burocráticos y comprarles billetes de avión a precios exorbitantes.