Susana Cruz.
Buenos Aires, Argentina.- En las nuevas pautas publicadas por el gobierno argentino, la aerolínea nacional del país y los representantes sindicales se recomienda dejar de volar a todo el personal del sector aéreo con una exposición anual a la radiación cósmica de más de 6 mSv.
Una alta exposición a la radiación cósmica podría ocasionar problemas de salud, como cáncer y abortos espontáneos. Resulta de vital importancia medir los niveles de exposición y revisar con regularidad los efectos sobre la salud para garantizar la seguridad de los tripulantes.
La Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), afiliada a la ITF, lleva más de dos años luchando por que se adopten estas recomendaciones. La AAA, el Gobierno argentino y Aerolíneas Argentinas han elaborado conjuntamente esta Ficha técnica sobre radiaciones cósmicas en la aviación comercial, un documento que incluye recomendaciones para limitar la exposición del personal de aviación civil a la radiación cósmica.
“Se trata de una herramienta imprescindible, con sólidas bases científicas, para cuidar la salud de nuestros tripulantes”, sostuvo el secretario general de la AAA, Juan Pablo Brey. “Es un logro histórico para la aviación en América Latina”.
La radiación cósmica se asemeja a otros tipos de radiación ionizante, como la de las centrales nucleares o las máquinas de rayos X. Los seres humanos recibimos constantemente partículas desde el espacio, sobre todo desde el sol. No obstante, cuando no volamos, la atmósfera de la Tierra nos protege de forma eficaz frente a sus efectos.
A la altitud a la que vuelan los aviones comerciales, la atmósfera es más fina, por lo que la exposición a la radiación ionizante es mucho mayor. En general, los tripulantes están expuestos a unos mayores niveles de radiación que el personal de una central nuclear o los técnicos de máquinas de rayos X.
Resulta técnicamente imposible protegerse frente a la radiación cósmica, y, además, no existen dosímetros personales con los que medir las dosis de exposición.
Sin embargo, sí se puede estimar el grado de exposición en función de los planes de vuelos, ya que existen factores, como la duración del vuelo, la altitud, la hora del día o la cercanía a las regiones polares, que afectan al grado de exposición y permiten estimarlo.
Por ejemplo, un vuelo entre Roma y Buenos Aires que se produzca durante el día sometería a un tripulante a una radiación de 0,0374 mSv. Según estas nuevas pautas, aquellos tripulantes que superen 1 mSv al año deberían someterse a controles médicos; los que superen los 6 mSv deberían dejar de volar. Un milisiévert equivale a 27 vuelos entre Roma y Buenos Aires, y 6 milisiéverts, a 160. Aquellos tripulantes que trabajan en rutas nacionales de menor duración, como Bariloche-Buenos Aires, podrían volar hasta 1150 veces sin sobrepasar el límite de los 6 mSv.
Pedro Cruz López
Dirección