Pedro Cruz.
Veracruz, Ver.- Los puertos solían ser el lugar donde las cargas cambiaban de modo de transporte: del barco o barcaza al camión o tren, y viceversa. Pero esta concepción cambió de manera vertiginosa en los últimos años. Con cada innovación tecnológica que se presenta en el mercado, las transformaciones son más rápidas y los efectos de las mismas son exponenciales.
A tal punto que hoy un puerto es una verdadera industria de valor agregado que se integra a la cadena de suministro. Esta industria se nutre de un flujo constante de inversiones y se desarrolla en un entorno de alta competencia.
Tal es así que el aporte al desarrollo económico de los países que realiza la industria portuaria es cada vez más evidente: por cada empleo que se genera en un puerto hay al menos tres empleos adicionales que se derraman en el resto de la economía. Y por cada 100 dólares “creados” por la actividad portuaria, el efecto multiplicador asciende al 27 por ciento.
Estas son algunas de las reflexiones que dejó el estudio “Grandes desafíos para los puertos en la postpandemia”, elaborado por Ricardo Sánchez, Oficial Senior de Asuntos Económicos, División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, presentado en el XXIX Congreso Latinoamericano de Puertos de la Asociación Americana de Autoridades Portuarias (AAPA) celebrado hace unos días en Cartagena, Colombia.
“Los puertos son un ámbito donde se aplica tecnología de manera permanente, donde reina la inversión y por eso se equiparan con cualquier otra industria que se precie de tal”, manifestó Sánchez durante el cierre del Congreso, al presentar las conclusiones del trabajo.
Una de sus principales observaciones fue que los puertos deben redoblar esfuerzos “para cambiar el modo en que la sociedad percibe esta industria” e invertir también en aspectos institucionales, “como el modo en que los puertos se relacionan con el entorno urbano, con las empresas, con el Estado y con los trabajadores para prepararse a asumir los próximos desafíos”, destacó.